En los mercados se observan valores inflados por la liquidez artificial de la emisión de los bancos centrales y las facilidades extendidas -en Europa y los EE.UU- a los activos de mala calidad. Las burbujas siguen bajo la alfombra de los auxilios y los salvatajes.
Es muy veloz el paso de un país con superávit como Irlanda y con vicios similares a los argentinos, ahora al borde del default en un sorpresivo rally. Igual ruta pueden seguir España y Gran Bretaña, donde hicieron eclosión la financiación de viviendas a bajas tasas de interés y los subsidios a las tarifas de los servicios. Ahora subsidiar activos improductivos esta chupando -según el pronóstico de los osos y bajistas- la riqueza de la economía en los países centrales. Los toros que son alcistas consideran que las pérdidas son modestas, pero todas las naciones anhelan un banquero de última instancia, como si todas fueran demasiado grandes para quebrar.
En la Bolsa argentina, hubo toma de ganancias, y ahora el mercado parece más condicionado por la inseguridad, la inflación y la emisión con billetes impresos en Brasil, porque la máquina local no da abasto. Además el Gobierno se fondea desde organismos públicos, colocando letras a corto plazo. El kirchnerismo no recurre al mercado. A su vez autoriza al propio sector público para hacer plazos fijos a tres días.